Desde fondo de la cárcel
OPINIÓN GP | FRANCISCO GONZÁLEZ GARCÍA | DESDE EL FONDO DE LA CÁRCEL
Sean mis primeras líneas para agradecer a los responsables de Granada Polideportiva su invitación a colaborar en este proyecto de comunicación sobre el deporte más próximo. Gracias a todos, gracias a Felipe Bazán por su llamada, gracias a todos los que se asomen a esta ventana y lean nuestras opiniones, y en particular para aquellos que miren este “desde el fondo de la cárcel”. Gracias a Granada Polideportiva por dejar que en blanco sobre negro y en los formatos tecnológicos les cuente, en mi primera colaboración, que impulsa esta escritura.
Estamos en septiembre, el mes en que, tradicionalmente, el fútbol de competición arrancaba en nuestra liga, antes que el calendario obligara a jugar en el mes de agosto, por aquello de las competiciones europeas y los partidos de las selecciones. Septiembre era la vuelta al colegio y la vuelta al viejo Los Cármenes para ver al Granada. Mis primeros recuerdos del fútbol se sitúan en la fila 8 del fondo de la cárcel de aquel estadio. Allí fue donde mi padre tenía su carnet de abonado y donde contemplé por primera vez al Granada CF.
Mi primer recuerdo del fútbol en aquel estadio se sitúa en 1968, con un Granada recién ascendido a Primera División y con un partido ante el Barcelona al que se le ganó por uno a cero, era en aquel otoño del 68, no había cumplido aún los siete años. Allí, en ese fondo de la cárcel, se sembró mi afición al fútbol y la pasión por unos colores. Por los años, quién sabe, lo mismo no pagaba entrada. Era aquello de estar sentado al lado del padre y decirle al vecino del duro asiento de hormigón, “haga un usted ladito para el niño”. En los años sucesivos, aquellos históricos 70 en primera, ya tenía yo aquel carnet con cuadrados perforados en los laterales que se iba desgranando jornada a jornada. Siempre en el fondo de la cárcel. Ya me pueden situar ustedes.
Luego los años de los estudios universitarios me alejaron de la pasión del campo, muchos de ellos en aquella larguísima agonía en la Segunda División B, esa tercera camuflada y agónica. Pero siempre seguía la radio y la prensa deportiva. Sin embargo cuando las nefastas gestiones llevaron al descenso administrativo a la Tercera División y parecía que el club desaparecía, entonces aquella semilla del fondo de la cárcel, durmiente, dijo que no podía ser. No se nos podía ir nuestro equipo y toda su historia.
Por suerte en aquellos años de sufrimiento en la tercera división, aquellas cuatro agónicas temporadas luchando con los pueblos de la provincia y algunas aficiones que gritaban ¡Puta Granada, puta capital!, aparte de contra otros proyectos deportivos y empresariales que querían sustituir al Granada CF, en esos años las tecnologías de la información, incipientes entonces, permitieron contactar a gentes que también habían estado en el viejo los Cármenes y que sentían la misma pasión. Recordaré siempre las encendidas pasiones en el “Foro de los aficionados del Granada CF”, en las madrugadas, cuando teníamos que conformarnos con ver en treinta segundos los goles en “TeleSevilla”, digo Canal Sur, y poco más.
Eran aquellas temporadas en que 5001 Radio retransmitía los partidos por internet, era la única emisora que seguía al Granada CF, aquel equipo que siempre estaba en el límite de desaparecer y llegado septiembre nos preguntábamos, ¿saldremos o no saldremos? Allí estaban Felipe, Luis, Fernando, Paco, Nacho, José, y tantos otros (disculpar que olvide nombres) informando en lo posible del Granada CF. Yo era, “pagoga el de los números”, poca cosa, la verdad, era solo un granito. Un granito de los que se sumaron al “Yo también me sumo” cuando volvimos a la Segunda B y luego de los que compraron acciones cuando se hizo el milagro de convertirnos en SAD, ascender a segunda y luego regresar a la Primera División en junio de 2011. Era volver al sueño de la infancia, cuarenta años después.
En los últimos años, en mi opinión, el fútbol se está viendo devorado por las televisiones y en cualquier momento puede estallar eso que han venido en llamar la burbuja televisiva. El día en que me digan que tengo que ponerme en un asiento para rellenar los espacios que diga la televisión, me pensaré si vale la pena ir al campo. Ya ha ocurrido con la afición del Celta de Vigo.
Hoy todo es muy distinto, por supuesto, casi diría que radicalmente diferente, pero el sentimiento es el mismo. El fútbol es, y siempre se ha dicho, sentimiento. Es sentir que tu padre te vuelve a llevar a la fila 8, en el fondo de la cárcel.