Tranquilidad en las masas

OPINIÓN GP | JOSÉ LUIS MORALEDA | EL JOVEN

Es difícil ceñirse estrictamente a aspectos lúdico-deportivos ante los acontecimientos de la última semana. Creo que como todo en la vida, nuestras mentes también necesitan esos “kits-kats”, que nos hagan desconectar momentáneamente de la actual cruda realidad.

Como suelo hacer, vengo a escribir unas líneas sobre nuestro Granada CF, nuestro sufrido y amado club.

Pienso que es justamente ahora, un buen momento para mantener la calma y hacer un llamamiento a la tranquilidad. Ya se han escuchado las primeras voces que piden destituciones, disparates.

Nos ponemos antes de nada en situación; estamos en la Segunda División Española, la Liga Hypermotion, también llamada de forma burlesca ‘Liga HiperTensiones’. No es que tengamos una amplia experiencia en ella, puesto que en lo que va de siglo solamente hemos militado en ella cuatro temporadas, pero de todos es conocida su competitividad y su dureza.

En mi opinión, esta categoría es como una de esas etapas largas del Tour de los 90, en el norte o la Bretaña francesa; cerca de 300 km de zonas llanas y rompe piernas en las que por muchas fugas que hubiera, todo se terminaba de decidir en los últimos 20 km o en la mayoría de los casos, al sprint.

Sería un ejercicio muy sano para todos los granadinistas tener dos cosas claras; lo primero, hay que ir partido a partido porque al final lo que importa es encontrarse bien situado en la clasificación cuando llegue Abril. Por eso, arrascar cualquier punto en cualquier campo o en cualquier minuto de partido, puede valer ORO. Se juegue como se juegue.

Lo segundo es que no debemos caer en la trampa de pensar que por nombre, nombres, presupuestos, límites salariales o valores en Transfermarkt, tenemos o debemos tener algo ya adelantado. Nada.

Volvamos un poco hacia atrás, Guillermo Abascal encadenó las suficientes insensateces para ser cesado hace unas semanas. Fran Escribá llegó con su humildad y saber hacer para aportarnos la tranquilidad que necesitábamos. Además, se encontró con la suerte tanto en el calendario como en el verde que al equipo le urgía.

Hasta aquí estupendamente. ¿Qué ha ocurrido después?. ¿Realmente el actual entrenador está haciendo las cosas tan mal, tan solo diez días después?

No.

A partir de todo esto, esa suerte se ha vuelto en contra en forma de lesiones, balones que no entran y algunas empanadas catedralicias.

Soy el primero que creía que Fran no se iba a casar con nada ni con nadie y esperaba decisiones valientes, pero ante los primeros 40 segundos del partido de Zaragoza poco se puede hacer.

Se van al traste días y días de preparación en esos cuarenta segundos. Errores que no son la primera vez que vemos. Ya no tienen más excusa. Es hora de apostar por la valentía, porque lo habitual ya es de sobra conocido. Es hora de probar o hacer cualquier cosa con nuestro objetivo prioritario, reducir la media de goles en contra que tiene el Granada de la 24/25.

Se nos adviene un final de año durísimo, entiendo a la afición. Sabemos que en esta categoría algunos partidos se pierden y se van a perder, muchos, pero necesitamos y exigimos la mínima competitividad que por dignidad este escudo merece.

Se viene un final de año durísimo, porque aún no veo claro que antes de la llegada de sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, podamos ver sobre el césped el que considero nuestro 11 titular. Es por ello, que cualquier punto conseguido ante cualquier rival tenga hoy por hoy una valía incalculable.

Y ya que hablo de Reyes Magos, espero que un tal Matteo tenga bien en cuenta que las lesiones nos están lastrando seriamente. Que tenemos cuatro centrales no competitivos para la categoría. Que el hombre en el cuál se sustenta el actual Granada, Hongla, tarde o temprano “petará”. Y por arriba, tanto extremos como delanteros tienen la pólvora húmeda salvo el Rey de Berat.

Para finalizar, de nuevo invoco un llamamiento a la tranquilidad en la afición, puesto que ni con los resultados de Octubre íbamos a ascender directos ni con los de los últimos días hay que mirar al descenso. No seamos montañas rusas.

Paciencia y al toro.