Historia sentimental de una eliminatoria
OPINIÓN GP | FRANCISCO GONZÁLEZ GARCÍA | DESDE EL FONDO DE LA CÁRCEL
Mi más remoto recuerdo en torno al fútbol, que es casi igual que nombrar a la memoria de mi padre, son unas palabras suyas para responderme a mi comentario sobre la clasificación del Granada CF. Leía yo aquella página del lunes en que aparecían los resultados de la jornada y andaba el equipo en el último puesto. Ese es mi recuerdo. Ya saben que las remembranzas de la infancia se van destilando y reconfigurando con los años y no siempre son fieles, pero en esta ocasión parece que sí lo son.
Estaba el equipo en la cola de la liga de la temporada 1968-69, al principio de aquella temporada, en el mes de octubre del año 1968. Acaba de ascender a la primera división en el mes de abril de ese mismo año al ser el campeón del grupo sur de la segunda división. De aquel ascenso solo recuerdo, tenía yo seis años, algunas quejas de mi abuela María diciendo que “estos niños están locos con el futbol”. Los niños eran mi padre y sus dos hermanos, mis tíos Manolo y Luis; todos ellos grandes aficionados al futbol. Era la diversión de entonces, no había otra cosa.
En aquel principio de la liga, la décima temporada en primera del equipo, tenía el Granada un solo punto, de un empate en casa, y tres derrotas; dos como visitante y una en casa. En ese momento contemplaba yo la Hoja del Lunes y hube de exclamar que estábamos los últimos o casi. Mi padre, detrás de su mesa de trabajo de la sastrería que había en nuestra misma casa de la calle Horno de Marina, me contesto: “Ya subirá, ya subirá”.
Imagino que con sus años y experiencia, ya había visto muchas veces al equipo arriba y abajo. De hecho el Granada había estado en primera en la temporada 1966-67, aunque descendió en esa temporada en una promoción perdiendo los dos partidos frente al Betis. Ya sabía mi padre, por tanto, lo que era estar en las nubes del éxito y luego en el barro del fracaso deportivo.
Por tanto en aquel octubre de 1968, a punto de cumplir yo los siete años, mi primer recuerdo del futbol es aquel “ya subirá, ya subirá”, que intentaba aliviar mi desazón por ver al equipo al fondo de la clasificación. Y al domingo siguiente jugamos en casa frente a un Barcelona que no había perdido aún en esa liga. Se le ganó por uno a cero. El Granada acabó aquel año en octava posición, la liga tenía 16 equipos, igualando su mejor puesto por entonces que consiguiera en los años 40. Y en la copa se llegó a la semifinal, siendo eliminados por el Bilbao que luego fue campeón derrotando al Elche por un mínimo uno a cero.
Estoy por atribuir a este recuerdo y a estas palabras la tranquilidad con que contemplo las derrotas del Granada y también la moderación con que me tomo los triunfos. Es el sino de los equipos humildes, los equipos de provincias, digamos, que no somos ni el Madrid ni el Barcelona, pues incluso otros llamados grandes han tenido épocas malas e incluso han descendido a categoría inferior. Quizás el caso más actual sea el Deportivo de la Coruña, condenado a seguir en eso que llaman los infiernos.
Aquel “ya subirá” es el primer recuerdo de otras muchas tardes de futbol en el viejo Los Cármenes, de los muchos partidos en la televisión, de las muchas insatisfacciones que daba la selección nacional que no ganaba nada y que mi padre devoraba frente a la televisión, cigarro tras cigarro. Quizás sea una herencia no escrita, no sé si consciente.
Tantos años después, con tanto sufrimiento para no desaparecer y salir de aquellos años en que solo unos cuantos nos aferrábamos a nuestros recuerdos para que el equipo sobreviviera en campos de tierra y con navajas en la espalda, siempre recuerdo que ciertamente hemos mejorado.
Ahora el Granada hace historia en Europa y nuestros jóvenes portan con orgullo su camiseta. Como un guiño a la historia del Granada CF, entre las fechas de su fundación hace 90 años, vamos a jugar una eliminatoria europea contra una leyenda del futbol. El Manchester United, aquel equipo que sobrevivió a la tragedia de 1958 cuando perdió a ocho jugadores en un accidente aéreo. Ese grande, el equipo con más ligas inglesas ganadas, también ha descendido a la segunda división en dos ocasiones, en 1935 y en 1974 (seis años después de ganar por primera vez la Copa de Europa en 1968).
Dentro de unos años, aunque no podamos disfrutarlo ahora en el campo, podremos decir que si las cosas no van tan bien como ahora, sin duda el Granada volverá a subir, a mejorar, como en aquellas temporadas, las del maldito virus, en que el futbol nos llenó de ilusión.