El loco del pelo rojo
OPINIÓN GP | JAVIER PÁEZ ALCALÁ | EL FILIPINO
Vincent Van Gogh fue un artista que rozó la genialidad, pero vivió torturado debido a su obsesión con la pintura. Encuentro similitudes con nuestro míster Guille Abascal y no solo en el color de su cabello, sino también en la situación que puede estar viviendo actualmente el entrenador sevillano en el banquillo granadinista, debido a las enormes críticas que ha sufrido prácticamente desde que puso pie en nuestra tierra. Dicha censura está siendo, en mi opinión, excesiva y temprana. Todo ello sin quitar ni un ápice de razón a los que se quejan por los resultados y el juego del equipo, ya que eso es un hecho irrefutable.
El actual preparador del Granada podría perfectamente pronunciar aquella mítica frase de Felipe II tras la derrota de su “Armada Invencible” que decía «Yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos». Al igual que el monarca español, Abascal lidia con factores ajenos a su trabajo, fuera de su ámbito de control, soportando la alargada sombra que ejerce la nula y pésima gestión en todos los sentidos de la actual directiva y el descenso de la temporada pasada rozando el ridículo. Todo lo anterior hace que la presión del socio, aficionado y entorno en general sea voraz y exacerbada. No está existiendo la paciencia que se presupone ante un profesional debutante en la categoría y al que debemos otorgar nuestra confianza y cariño. Obviamente, con unos límites lógicos y puntos de inflexión, ya que ante todo tengamos muy claro que su objetivo es el mismo que el nuestro: el éxito del equipo.
La palabra genio, siguiendo la comparativa con el pintor neerlandés, obviamente está reservada a muy pocos individuos y Abascal aún dista mucho de serlo o al menos de demostrarlo, pero muchos profesionales del mundillo han manifestado que es una persona preparada y que vive totalmente volcada por y para el fútbol. Debe mejorar en aspectos claves como la comunicación externa, la toma de decisiones y lectura de partidos (ya que los cambios, hasta ahora, no están aportando muchos en los encuentros). Y sobre todo, debe encontrar su equipo y hacerse fuerte con una idea concreta que le genere rédito y buenos resultados. Si todo comienza a fluir, estoy seguro que el míster empezará a mostrar su cara amable y esa necesaria comunión con los medios y afición hará acto de presencia. Fundamental que la plantilla esté por la labor, algo que desconozco si en la actualidad está aconteciendo o no.
Eso sí, la cuerda se rompe siempre por el lado más débil y me temo que si en unas jornadas, al menos la faceta de puntuación no mejora de forma sensible, será inevitable el fatal desenlace. Fatal porque cesar a un preparador tan pronto supone un desbarajuste enorme en la planificación, sin olvidar la parte económica y la necesidad de otro periodo de adaptación para el nuevo inquilino del banquillo. Fatal porque en la mayoría de las ocasiones los entrenadores que vienen de segundo plato no solucionan los problemas de los equipos. Fatal, pero en algunos casos necesario.
En resumidas cuentas y por el bien común, espero que nuestro particular “loco del pelo rojo” emule al famoso artista y pueda esbozar un lienzo genial. En caso contrario, aguarrás y a trazar pinceladas desde cero.
Estoy totalmente de acuerdo.