La belleza de sus sueños
OPINIÓN GP | ABRAHAM BOLÍVAR @abraham5001 | LA MIRADA
El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños, si estás leyendo esta frase y no sientes nada despierta, la monotonía, las obligaciones diarias, tanta rutina nos absorbe el alma, no hay nada en la vida que de más vitalidad que tener un objetivo, tener un sueño, pero cuando cumples ese objetivo, ese sueño, vuelve a tener otro, “es inconformismo, y el inconformismo crea infelicidad pensaréis algunos” cierto, porque lucháis por esos sueños sin ilusión, sin belleza, hay que ser felices con lo que tenemos, pero si nos anclamos y nos acomodamos creyendo que lo tenemos todo hecho si entraremos en la infelicidad, por eso el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños pero a veces confundimos sueños con obligación , sin mirar atrás, sin mirar lo que has conseguido y eso sí que genera frustración.
Entre mil factores, uno de los factores del sentimiento tan grande que tenemos con el fútbol es por esta causa, es canalizar el sueño u el objetivo de todos en un equipo, en un escudo, en unos colores, cuando vemos el éxito de otro equipo todos soñamos con un “Llegara el día que vivamos con el Granada esto?” Y aquí a lo contrario que pasa en muchas de nuestras vidas si que no nos acomodamos, yo mismo en pocos años, he pasado de soñar que mi equipo subiese de tercera, a soñar que mi equipo cobrara una mensualidad, a soñar que el Granada no descendiera por impagos, a soñar con ascender a segunda b, a soñar con mantenerme en segunda a, soñar con entrar en «liguilla», a soñar con ascender, a soñar con estar en primera, ¿Lo veis? Sin embargo después de una aceleración de sueños cumplidos a una velocidad inusual, somos capaces de frustrarnos por bajar a segunda división.
¿Por qué ocurre esto? Porque el esfuerzo, el sudor, el trabajo, la constancia, lo que cuesta cumplir un objetivo no lo hacemos los aficionados, por eso la crítica desde nuestra butaca es tan fácil, solo miramos el presente y jamás miramos para atrás, porque hay que tener ambición, esa misma ambición que en muchas de las personas en su vida cotidiana no existe sí que la reflejan, la ordenan y exigen con el Granada.
No paro de leer, escuchar y vociferar que “el chino” (recapacitar llamando así a una persona que ya conocéis porque es peyorativo) debe invertir dinero, debe poner más millones, debe debe debe.
A mí también me encantaría que el proyecto Lizhang fuese ambicioso y potente, y me gusta creer en esto, pero ¿Qué es el Granada por sí mismo? Un club de una ciudad muy pequeña comparada con muchísimas ciudades rivales nuestras, donde la afición de esta ciudad en mayoría son de dos clubes ganadores (casi siempre cumplen vuestros sueños ¿Verdad?), Con una afición que después de llevar 6 años en primera llega a 10 000 socios y está contenta, con una fuerza empresarial nula, con un poder económico como ciudad deficitario, ¿Qué es Granada como ciudad y los granadinos como aficionados al Granada CF para que exijamos tanto?
En una conversación con un gran periodista de esta ciudad me dijo una frase, una frase que no pudo estar más acertada, los equipos como Eibar o el ejemplo reciente del Alavés se hacen importantes siendo pequeños porque sus aficionados saben quiénes son, son capaces de firmar jugadores de segunda, sin nombres importantes, pero sus aficionados van al campo dispuestos a sufrir, con el cuchillo entre los dientes, porque esa es su esencia, y sueñan, claro que sueñan.
Ahora tenemos una nueva temporada, llena de ilusión, llena de esperanza de conseguir otra vez la gloria de estar en primera división, un proyecto ambicioso para subir a primera división, pero me preocupa que no estemos preparados para lo que se avecina, un largo camino donde sufriremos bastante, el Albacete ya nos demostró que costara sangre sudor y lágrimas ganar cada partido y me preocupa que no estemos preparados, que no seamos conscientes de que no hay tanta diferencia entre los 6 o 7 equipos que quieren ascender.
Desde este pequeño espacio, os invito a todos a soñar, os invito a todos a sufrir por nuestro escudo, pero jamás obviemos quien somos, de dónde venimos y a donde podemos volver.
